Ritmo, leyenda y dinamita: C4 Trío contado por Guarache Ocque
Por Juan Luis Landaeta
La noche del 14 de noviembre de 2019 decidió el arranque formal de este libro. C4 Trío, junto a Luis Enrique, acababa de ganar el Latin Grammy por su disco Tiempo al tiempo en la categoría de Mejor Álbum Folklórico. Como en otros momentos importantes de su carrera, Gerardo Guarache Ocque estaba ahí acompañándolos, esta vez en Las Vegas.
De inmediato, pasó de compartir la celebración a atestiguarla. Tomando notas visuales, procuraba no perder detalles del momento, mientras publicaba desde su teléfono, en tiempo real, una nota para la web con la noticia. Algo bastante trascendente acababa de ocurrir en la historia de la música venezolana.
Esa escena se sumó a ideas engavetadas, reportajes y entrevistas a los miembros, colaboradores y productores del grupo. Una constelación a la que se acercó con devoción durante casi dos años de escritura.
Un primer concepto del libro se inclinó por una suerte de anecdotario, dominado por el humor, que reuniría un puñado de disparates y cuentos que se han acumulado desde sus inicios. Peripecias, victorias y tragedias. Quince años en los que ha pasado de todo. C4 Trío y la leyenda de los cuatros explosivos es el tercer libro monográfico que Guarache escribe sobre músicos. El primero fue Yordano por Giordano (2016) sobre el cantante y compositor, al que siguió Una idea muy obscena sobre la banda de rock Zapato 3, editado el mismo año.
Esta vez, la historia lo llevó a revisar su propio vínculo con Jorge Glem, Héctor Molina y Edward Ramírez, así como con los bajitas Rodner Padilla y “Gustavito” Márquez, fallecido en 2018. Además de la amistad, lo une el atestiguamiento. Él estuvo, vio y escuchó buena parte de lo que articuló para el proyecto. De alguna forma, el libro ya estaba en sus oídos. Sólo faltaba escribirlo.
El resultado es un viaje que dura 264 páginas, enriquecido con códigos QR para poder escuchar o ver muchos de los contenidos que se aluden. El aterrizaje ocurre con un completísimo mapa cronológico de fechas, hitos y datos discográficos.
Como dice Guarache: “El texto aborda la historia de un ensamble que se hace a sí mismo, incluso por encima de la voluntad de sus integrantes, un grupo que todo el tiempo reclama existir”.
Huelga decir que el escritor cumanés terminó por revelarle a los protagonistas aspectos que no habían visto de su propia historia.
Un buen antecesor de esta publicación, que sirvió para mostrar y narrar el efecto del grupo, es el DVD En el cerrito, que grabaron para celebrar sus primeros 10 años en la Villa Planchart, la obra maestra del arquitecto Gio Ponti en Caracas. En medio del mosaico de estilos e influencias clásicas y modernas del lugar, encontramos invitados especiales como Oscar D´ León, Rafael “El Pollo” Brito, Servando Primera, Gustavo Aguado, Cheo Hurtado u Horacio Blanco. En casi todos los temas aparecen tocando música que pertenece más bien a los repertorios de sus invitados. El tamiz son ellos. La novedad es su lectura. C4 se aparta del purismo estéril. Ni siquiera lo conciben.
Parte de su vanguardia surge del conocimiento profundo que tienen de los géneros y estilos característicos que atienden con el cuatro. Del joropo oriental, central o llanero a las diferencias entre la jota carupanera y el calipso, todo para fusionar con gracia lo que se les antoje, haciendo suyos un tema de ska, rock, folklore o clásico. Ello en medio de un goce total, sin extorsiones. Disfrutan muchísimo tocando, haya o no haya testigos.
El libro nos cuenta que son hechura de iniciativas como La Siembra del Cuatro, certamen nacional organizado por el maestro Cheo Hurtado, en el que los tres participaron y destacaron, pero también de la proyección de algunos terceros que supieron ver más rápido que ellos mismos las posibilidades que tenían frente a sí. Por ejemplo, Edwin Arellano, el músico y amigo que al verlos debutar les insiste en que sigan tocando juntos y no lo dejen pasar, siendo poco después, él mismo el responsable de coordinar la grabación de su primer demo. Posteriormente, ser una de las seis agrupaciones que conformaba la Movida Acústica Urbana, colaboró en la difusión de lo que venían haciendo.
Varios pasajes recuerdan que la experiencia de ver a C4 tocando en vivo remite a muchos códigos del concierto pop, cambiando el perfil y las expectativas clásicas del ensamble instrumental.
La famosa foto de las manos entrecruzadas en las cuerdas del otro, o bien cuando tocan de pie, la escena que brindan con pantallas de fondo, la idea de hilar en un guión el desarrollo del concierto, sumar chistes y vestuario, hacen parte de una impronta que les pertenece. Tales incorporaciones se deben en buena medida a la visión y producción de Soraya Rojas y Ernesto Rangel, quienes procuraron desde un principio que los muchachos no fueran vistos como una agrupación folclórica cualquiera. Nunca lo fueron.
Una de las primeras ocasiones en que esa distinción se hizo presente fue durante el concierto de Jorge Drexler en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela en 2009, donde abrirían la presentación ante más de 2.000 personas ávidas de escuchar no un cuatro, sino la guitarra y voz del uruguayo. Sin embargo, arrasaron. Sorprendieron y abrieron una sensibilidad dentro del espacio musical de los presentes. El comentario unánime fue: ¿De dónde salieron estos locos? ¡Son geniales!
C4 no es la mera suma de sus partes. De hecho, cada uno por su cuenta también ha trabajado en distintos proyectos, con bastante éxito. Lo que sentimos con el trío de cuatristas es lo que pasa cuando están juntos y uno es la extensión del otro, esa mezcla de sinergia y artesanía que se genera con tres cuatros. Han conseguido llevar la música venezolana a otra esfera. Unir la música tal y como ellos unen el mapa desde el escenario: Uno de Cumaná, uno de Mérida y otro de Caracas. Oriente, occidente, centro. La gran fiesta del cuatro venezolano.
El mapa de Guarache hace que se conecten las coordenadas geográficas con las personales. El trío empezó a crecer justo en el momento en que Venezuela empezó a vivir una transformación inédita en su historia: seis millones de venezolanos emigraron y el movimiento incluyó a Jorge (Nueva York), Edward (Medellín), Héctor y Rodner (Miami). Curiosamente, eso los conectó con miles de personas que los descubrieron y empezaron a escucharlos desde el extranjero. Como dice el propio Guarache, C4 es el equivalente a una medalla olímpica para los venezolanos, un equipo ganador, del que todos quieren ser parte.
Para el momento en que se terminó de escribir el libro, la vida estaba reuniendo de nuevo a todo el grupo, quienes por primera vez en siete años viven en la misma ciudad. Los tres con nuevas circunstancias, pero sobre todo con un nuevo proyecto discográfico ya terminado.
C4 ha grabado discos con El Pollo Brito, Gualberto Ibarreto, Desorden Público y Luis Enrique. Han sido nominados y ganado Grammys, tienen colaboraciones con ídolos como Rubén Blades y contemporáneos como Nella Rojas. Con el nuevo disco, que se llamará Back to four se tienen a sí mismos en la mira. Sin invitados, completamente instrumental y producido por Michael League, no procura un salto al pasado sino a su esencia, al elemento que mejor los signa. Para seguir creciendo decidieron volver al principio.
El ensamble acaba de hacer su primera gira en Venezuela después de cinco años. Actuó en varias ciudades del país y cerró el recorrido con una magnífica presentación en la Concha Acústica de Bello Monte, en Caracas. Durante la visita, no pararon de compartir, tocar y acercarse a fanáticos y músicos jóvenes. De hecho, el tour arrojó una postal bellísima: la de más de 100 chamos recibiendo una clínica de cuatro con los tres virtuosos en Margarita. Ese tipo de incursiones, ese arrojo, es lo que ellos son. La fiebre por ser y extenderse a través de un instrumento.
El libro consigna también la historia de una virtud principal, ajena a la velocidad de ejecución o las capacidades armónicas de los tres músicos y es la de haberse encontrado, manteniendo y respetando la unión que tanto los proyecta. Algo pasa y no es fortuito, porque es fácil recordarlos y es difícil sentir que se vio algo similar el día anterior o se verá algo parecido al siguiente. El trío es indeleble.
Su audiencia los quiere confrontar con el futuro, quieren saber qué sigue, cuál será su nuevo pecado. Y hacen bien, porque las grandes obras artísticas están siempre por hacerse. Después de todo, el futuro es una posibilidad y el futuro de C4 no sólo emociona porque brilla, sino porque es nuestro.
EL DATO
C4 Trío y la leyenda de los cuatros explosivos (Guataca & APS, 2021) de Gerardo Guarache Ocque está a la venta aquí.
Fuente: Guataca
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